El tratamiento formal en japonés es la utilización del apellido, al que se le añade detrás la terminación –san. En japonés se diferencia entre géneros o sexos. Por ejemplo, si tu apellido es Ortega, la gente se dirigirá a ti con Ortega-san, independientemente de si eres un hombre o una mujer.
Sin embargo, no utilices el tratamiento –san con su nombre o junto al de sus allegados, puesto que este tratamiento solo se utiliza exclusivamente para dirigírsela interlocutor. Hay que mencionar también que los nombres japoneses, por ejemplo en las tarjetas de visita, se ordenan al contrario que los nuestros, se sitúa en primer lugar el apellido y después el nombre de pila. Si nos dirigimos a alguien en la calle, como el ejemplo para que nos indique el camino, debemos comenzar la pregunta con Sumimasen, ga… (Perdone…) y agradecer la información con Arigatô gozaimasu.